La actriz Luisa Gavasa, voluntaria de Punto Omega


Trapecista sobre las palabras

Sí, volvió a la cárcel a cumplir libertad. Luisa Gavasa regresó a la Unidad de Atención al Drogodependiente, en la prisión madrileña de Navalcarnero, para el tercer Encuentro de Literatura Compartida. Dejó su querida Zaragoza, donde el sábado 7 de noviembre recibirá un homenaje en la XIV Semana del Cine y de la Imagen de Fuentes de Ebro (SCIFE), porque la esperaban más de veinte reclusos y tres profesionales de la ONG Punto Omega.

Una tras otra, las puertas de barrotes volvieron a chirriar para dejar paso a Luisa, que avanzaba cargada de libros por las galerías de Madrid VI camino de un aula del Módulo 4. De nuevo, con ayuda del equipo de Punto Omega, montó un corro de sillas y, sentada al fondo del aula, fue animando a ocupar los asientos que tenía más cerca a los reclusos que iban llegando –la mayoría de uno en uno, solos–. Y es que a esta maña, con cuerpo ágil y un rostro tan nuestro como los que nos dejó Romero de Torres, no le gustan las distancias una vez que cae el telón.

Los relatos cortos y aforismos de Andrés Neuman, los poemas de Pablo Neruda, de Mario Benedetti… a veces leídos por la actriz, otras por acentos del Norte, del Sur, de más allá del Océano, guiaron la tarde.

Entonces Luisa se atrevió con el más difícil todavía y saltó sin red. Sí, ella, que sabe dinamizar corazones, supo facilitar potentes armas de expresión al entregarse como en el mejor escenario: celebró con los presos su próximo homenaje como Dama de Fuentes, las entrevistas, las fotos, el reconocimiento… pero no se quedó ahí, quiso además compartir una tristeza personal con los presos, ante los que nadie se atreve a exponer su alma.

Y lo consiguió. Todos olvidamos la cárcel y aquellos hombres dejaron de cumplir su pena durante unos minutos, bastantes, y todos cumplimos libertad. La literatura fue liberadora porque dejamos salir al ser humano que escondemos y cada texto, cada verso, cada palabra arrancó ideas, sentimientos, miradas, aplausos a unos y otros, y a la actriz, por supuesto. Y fue liberadora porque nos comprometimos a ahondar en lo más profundo de cada uno en busca de nuestro don más preciado para atraparlo y trasladarlo a un papel que compartiremos en el próximo Encuentro.

Nadie se atreve a poner en duda el poder de la palabra, pero más de veinte presos de Navalcarnero que luchan por dejar atrás las drogas fueron testigos de que la palabra transforma el mundo cuando su transporte es la voz de la actriz Luisa Gavasa.