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Fernando de Haro, periodista de la COPE, ante el dato de consumo entre los más jóvenes (al menos un 14% admite haber fumado un porro en el último mes y un 3% lo hace a diario), visita el Centro Público del SERMAS (Comunidad de Madrid) para la Atención Temprana y el Tratamiento de las Adicciones destinado a jóvenes y adolescentes, ubicado en Madrid, y gestionado por la ASOCIACIÓN PUNTO OMEGA.
A continuación se reproduce el audio emitido en la COPE:
En España, el consumo de cannabis entre los jóvenes está aumentando.
Cada día, cientos de padres preocupados llaman a centros de atención como Los Mesejo, en Madrid, en busca de orientación. Un lugar al que Fernando de Haro (Cadena COPE) ha ido a buscar respuestas ante este problema. Carmen, una de las profesionales que atiende el teléfono, explica que la mayoría de las llamadas provienen de padres angustiados: "Nos cuentan que no saben cómo gestionar la situación en casa ni cómo ayudar a sus hijos".
Uno de los efectos menos conocidos del consumo de cannabis es su relación con la salud mental. Francesco Paolucci, director del centro, destaca que "hace cinco años, solo un tercio de los pacientes llegaba con un trastorno mental asociado al consumo de sustancias. Hoy en día, ese porcentaje se ha duplicado".
Los trastornos más frecuentes en estos pacientes son la ansiedad y la depresión. "El cannabis se percibe como una vía de escape, pero en realidad puede agravar los síntomas de estas enfermedades", señala Paolucci. Aunque en algunos casos el consumo podría inducir problemas mentales, lo más común es que los jóvenes con patologías previas recurran a esta droga para intentar aliviar sus síntomas.
Sara, enfermera del centro, explica que el consumo de cannabis puede alterar las prioridades y cambiar la percepción del ocio en los adolescentes. "No siempre ocurre, pero en algunos casos los jóvenes comienzan a dar más importancia al consumo que a otras actividades de su vida cotidiana", advierte.
El consumo de cannabis también afecta a los hábitos diarios de los adolescentes. "Se desajustan los horarios de sueño y el apetito disminuye", explica Sara. Por ello, en el centro trabajan para ayudar a los jóvenes a recuperar una rutina saludable: "Muchas veces ni siquiera entienden lo que está ocurriendo en su cuerpo. Nosotros les explicamos la importancia de dormir bien, comer a las horas adecuadas y mantener un estilo de vida equilibrado".
El trabajo en estos centros no solo es sanitario, sino también educativo. "Es importante que los adolescentes comprendan los efectos del consumo y que sean ellos mismos los que tomen la decisión de cambiar", destaca la enfermera. Para ello, además de la atención psicológica, se realizan controles de sustancias en orina de forma voluntaria.
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